Un viaje por descubrir...: De Pingyao a Xi'an: Torre de la Campana y del Tambor, Murallas y Pagoda del Gran Ganso

martes, 6 de agosto de 2019

De Pingyao a Xi'an: Torre de la Campana y del Tambor, Murallas y Pagoda del Gran Ganso

Hoy nos vamos a Xi’an en el tren que sale de Pingyao a las 10:50. Como ayer al final nos cerraron la muralla –el tramo que está abierto para pasear por encima y poder ver el casco antiguo desde lo alto- decidimos ir a verlo esta mañana, antes de que nos recoja el taxi que nos llevará a la estación. La muralla de Pingyao data de 1370 y tiene hasta 72 torres de vigilancia. Solo se puede caminar por un tramo, suficiente para poder disfrutar de Pingyao desde las alturas.

Tras pasar un rato caminando por la zona, es hora de encaminarnos hacia el hotel, donde hemos quedado con el taxista a las 09:40. Antes nos compramos unos churros en uno de los puestecillos de la calle, que están tremendos.

A las 10:15 ya estamos en la estación, pasamos el control y esperamos al tren que nos llevará a Xi’an, donde llegamos a las 13:40, hiperpuntuales. El tren nos deja en la estación de Xi’an North, que tiene el metro en el mismo edificio. Además es justo la Línea 2, la que nos lleva a nuestro alojamiento en Xi’an en la parada de BeidaJie.

¿Cómo está el hotel? El Ancient City Iinternational Youth Hostel está bastante bien ubicado, cerca de una Avenida Principal llena de tiendas y restaurantes y a unos 20 minutos caminando de la Torre de la Campana y el Tambor. Tiene servicios como lavandería, y se sirven desayunos, comidas y cenas. La habitación es bastante amplia, con wifi, TV, aire acondicionado… El baño es algo más flojo, pero no está mal. Cuenta con una recepción amplia en la que pasar un rato descansando y desconectado del día, con mesa de billar, futbolín…

Llegamos al hotel cerca de las 15:00 con una lluvia descomunal, soltamos las maletas, y vamos a picar algo en un KFC que hay justo enfrente del hotel mientras esperamos a que escampe y desde allí nos ponemos en marcha para ir a visitar lo que tenemos más a mano… y lo que no.

Desde el hotel cogemos la North Avenue y vamos caminando hasta la Torre de la Campana. Se puede subir para visitarla, y cuesta 35 yuanes, pero por 50 yuanes tienes una entrada combinada para visitar también la Torre del Tambor, muy cerca de la Torre de la Campana. En este templo se puede visitar la campana que se tañía al alba. La Torre fue reconstruida en el s. XVIII, pero fue construida en el s.XIV e inicialmente se ubicaba en otro lugar.

Torre de la Campana de Xi'an

De la Torre de la Campana vamos a la Torre del Tambor, que a diferencia de la de la Campana marcaba el atardecer, la caída de la noche. Al igual que su hermana, fue construida en el s. XIV y reconstruida en el s. XVIII. Por la Torre del Tambor se puede llegar también a la Gran Mezquita, que nosotros visitaremos mañana.

Desde este punto decidimos ir caminando hasta las Murallas de la Ciudad, por las que también se puede pasear por encima. Entrar a la muralla cuesta 54 yuanes por persona y hay varios puntos de acceso con distintos horarios de cierre. Las murallas de Xi’an, una de las pocas que quedan en pie en China, fueron construidas en el 1370 y forman un perímetro rectangular de 14 kilómetros que se puede recorrer fácilmente en unas 4 horas, e incluso hay opción de alquilar una bici.

Nosotros entramos por la puerta principal, la South Gate, que cierra a medianoche (sí, sí, a las 00:00), ahora en verano, aunque la mayoría lo hace a las 19:00 horas.

Vistas desde la Muralla

Muñecos guerreros en la Muralla

Entrada desde la Puerta Sur

Muñeco de un Guerrero en la Muralla

Justo en la entrada Sur hay un puesto de información turística con mapas del recinto amurallado que está muy bien para ampliar datos. Desde la South Gate vamos caminando hasta la Jianguo Gate, la puerta de acceso 6, porque desde allí queremos enfilar la avenida que hay justo en este tramo para ir a ver el atardecer en la Pagoda del Gran Ganso (metro Dayan Ta, línea 3 y 4). Nosotros somos unos brutos y decidimos hacer el trayecto caminando, cerca de una hora y media, pero también se puede acceder en transporte público.

Ir caminando, a pesar de que es un palizón, te permite descubrir la ciudad, ver sus tiendas, su gente… Nos encanta. Y para nuestra sorpresa llegamos a la pagoda cuando ya está anocheciendo, y además de verla iluminada coincide en que hay un espectáculo de música, luz y agua justo a los pies de la pagoda que nos deja alucinados. Pasamos ahí algo más de una hora, viendo la pagoda (aunque a estas horas ya está cerrado), y después volvemos tranquilamente al hotel a descansar.