Hoy regresamos a Doha en un vuelo que sale a las 16:00, pero antes nos queda una última visita: ¡Jerash¡
Una gran ciudad romana de la que se conservan aún un gran número de edificios y que resulta muy curiosa de ver si se dispone de unas horas. Queda aproximadamente a una hora en coche desde Ammán, y recorrerla no te llevará más de 2-3 horas, durante las que podrás ver el Arco de Adriano, el hipódromo, numerosos templos e incluso construcciones como el sistema de aguas que utilizaron los romanos en su día.
Al abandonar la ciudad romana nos ocurre una anécdota de la que ahora nos reímos, pero que nos ha hecho pasar un momento de tensión extrema. Justo cuando íbamos a coger el coche para regresar a Ammán e ir al aeropuerto, nos encontramos con que el vehículo no arranca... ¡a tres horas de nuestro vuelo¡
Salimos a la desesperada buscando a alguien que nos eche una mano porque creíamos que era cosa de la batería y conseguimos parar a un jordano que nos ayuda hasta que descubrimos que no es cuestión de batería sino algo que desconocemos. El hombre, casi tan apurado como nosotros, se ofrece a llamar a la compañía de alquiler para pedir que manden a alguien a recogernos porque tenemos que coger un avión y el de la agencia de alquiler le responde que probemos de cerrar el coche y volverlo a abrir y ¡sorpresa¡ el coche esta vez sí arranca.
El vehículo, automático, no había reconocido que estaba abierto y por eso no arrancaba. Para todo hay una primera vez y nosotros desconocíamos que algo así podía ocurrir con este tipo de automóviles.
Y así, entre nervios y prisas, se nos termina nuestra visita a Jordania, un país que hemos podido saborear poco tiempo, pero del que nos llevamos más que una buenísima impresión (por su comida, por la amabilidad de su gente y por sus lugares emblemáticos). Hasta siempre...