REIKIAVIK

Recuperados ya del sueño, a las 10:00 nos levantamos, desayunamos y nos ponemos en marcha. El día sigue muy lluvioso y con frío, pero nos abrigamos con camisetas térmicas y chubasqueros y salimos a la aventura.

El apartamento está a 15 minutos andando del centro, cruzando un parque llegamos al primer punto de interés, la Hallgrimskirkja, la catedral. Es el edificio que más atención recibe en toda la ciudad. Es una inmensa iglesia de hormigón, visible a 20 kilómetros de distancia. El interior de la iglesia es de una sencillez impresionante y llama la atención su órgano de tubos, aunque también tiene otro más pequeño. Tardaron 34 años en construirla y se empezó hacia 1940.

Delante se halla la estatua del explorador vikingo Leifur Eríksson, según dicen de los primeros europeos que llegaron a América.

De la iglesia andamos a ver la casa del primer ministro, y choca ver cómo no tiene ni guardia en su residencia. Cuentan que siempre tiene la puerta abierta...

La siguiente parada es el edificio del Harpa, al lado del puerto. El edificio es el reflejo de un modelo arquitectónico de prosperidad tras la crisis económica que vivió el país en 2008-2009. Hoy en día es el nuevo auditorio y centro cultural de Reikiavik. Cuenta con un entramado de paneles de cristal cóncavos y conexos que brillan por la noche.

Volvemos por donde habíamos venido y nos encaminamos hacia el Parlamento o Alpingi, que hace 1.000 años se hallaba en Pingvellir. El Parlamento se trasladó aquí en 1881 y en el 2002 se le añadió un anexo de piedra y cristal.

Vemos el ayuntamiento y la iglesia Dómkirkja, muy importante en la conversión del país al luteranismo.

Tras dar una vuelta tranquilamente por el centro, volvemos andando al apartamento, donde comemos y pasamos la tarde descansando y cocinando.

Por las calles de Reikiavik

El burócrata desconocido... Magnus Tómasson

GASTOS DÍA 2 

- Guantes Tiger: 1.200 coronas 

- Sales para cocinar y postales: 3.426 coronas 

- Supermercado: 2.700 coronas